Evidentemente la respuesta es negativa. Como en todas las profesiones, hay administradores de fincas mejor o peor preparados, con más o menos experiencia y, sobre todo, con actitudes distintas.
Si pensamos que, en caso de enfermedad, preferimos acudir a un buen médico u hospital, ¿por qué no hacer lo mismo cuando debemos elegir un administrador de fincas para nuestra casa, que generalmente representa la mayor inversión y donde estamos gran parte de nuestra vida?
El tener un buen administrador, repercute en una mayor calidad de vida, pues se evitan muchos problemas en la comunidad.
Igualmente, contratar a un buen administrador de fincas supone un importante ahorro económico para la comunidad, aunque sus honorarios puedan ser más elevados, ya que dedica tiempo a solicitar y comparar presupuestos, a estudiar medidas de eficiencia energética, a mantener equilibrados los ingresos y los gastos, etc.
Además de la calidad profesional del administrador, también hay que valorar la atención que da a los vecinos, los servicios que ofrece más allá de lo que establece la ley, las facilidades que da al presidente para que su cargo sea menos gravoso, la transparencia, etc.
Si desea contratar a un administrador, es imprescindible que solicite una entrevista a los que solicite un presupuesto. El conocer a la persona en la que va a depositar su confianza para la gestión de su vivienda, le aportará mucha más información que un simple presupuesto escrito.